Un reciente estudio llevado a cabo por investigadores en Cataluña pone en duda el uso generalizado de estatinas para reducir el riesgo cardiovascular en personas mayores de 75 años que no tienen enfermedades previas. Los resultados sugieren que, aunque estos fármacos son efectivos en personas con diabetes tipo 2 (DM2) dentro de un rango de edad específico, no parecen ofrecer beneficios significativos para los adultos mayores que gozan de buena salud cardiovascular.
El trabajo fue liderado por el Grupo de Investigación en Salud Vascular Girona (ISV-Girona) en conjunto con el Instituto Universitario de Investigación en Atención Primaria (IDIAPJGol), el Instituto de Investigación Biomédica de Girona (IDIBGI) y la Universidad de Girona (UdG). Su objetivo principal era evaluar la eficacia de las estatinas en reducir enfermedades cardiovasculares y la mortalidad en personas de edad avanzada sin antecedentes de enfermedad cardiovascular.
Para ello, los investigadores analizaron datos de más de 46.800 personas mayores de 75 años sin historial de problemas cardiovasculares, recopilados entre 2006 y 2015. Los participantes se dividieron en dos grupos: aquellos que eran nuevos usuarios de estatinas y aquellos que no las habían usado. Además, se diferenció entre individuos con y sin diabetes tipo 2 para observar variaciones en los efectos de las estatinas en distintos subgrupos.
Resultados principales
El análisis reveló resultados que ponen en tela de juicio el uso común de estatinas en mayores de 75 años. En personas mayores sanas, el tratamiento con estatinas no mostró una reducción significativa en el riesgo de enfermedad cardiovascular ni en la mortalidad general. Este hallazgo contrasta con la creencia generalizada de que las estatinas son efectivas como medida de prevención primaria en todas las personas mayores.
Sin embargo, el estudio sí identificó un efecto protector considerable en personas de entre 75 y 85 años que padecen diabetes tipo 2. En este subgrupo, el uso de estatinas resultó en una disminución del 24% en el riesgo de eventos cardiovasculares y una reducción del 16% en la mortalidad. Estos beneficios, no obstante, parecieron reducirse a partir de los 85 años y desaparecieron completamente al alcanzar los 90 años, lo que sugiere que la efectividad de las estatinas depende no solo de la presencia de DM2, sino también de la edad.
Este hallazgo es relevante porque cuestiona la política de prescribir estatinas de manera amplia y sin distinción a personas mayores, destacando la necesidad de individualizar las decisiones de tratamiento. El estudio resalta que el uso de estatinas en personas mayores debe considerarse con cautela, teniendo en cuenta factores como la presencia de diabetes tipo 2 y la edad específica del paciente.
Colaboraciones y recomendaciones finales
La investigación contó con la colaboración de instituciones destacadas como el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y la Red de Investigación en Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud (redIAPP). Los autores del estudio recomiendan que se desarrollen mejores herramientas para predecir el riesgo cardiovascular en la población de edad avanzada, de modo que las decisiones sobre el uso de estatinas puedan ser más precisas.
Además, subrayan la importancia de una toma de decisiones compartida con los pacientes. Es fundamental que los pacientes mayores participen activamente en su cuidado de salud y en la discusión sobre los posibles beneficios y riesgos de iniciar un tratamiento con estatinas, especialmente en aquellos con diabetes tipo 2.
Los hallazgos de este estudio pueden tener un impacto significativo en las guías clínicas y la práctica médica relacionada con la prescripción de estatinas. Al proporcionar evidencia clara de que las estatinas no siempre son beneficiosas en personas mayores sanas, se invita a los profesionales de la salud a reconsiderar el enfoque actual. De igual forma, refuerza la importancia de una evaluación individualizada del paciente, en lugar de una aplicación universal de tratamientos.